Con la primera entrega os traigo a primera plana la efímera historia de los inicios de la facultad de filosofía de la Complutense, un edificio que experimentó en tan solo tres años el esplendor de un nuevo proyecto pedagógico y la frustración que trajo la trágica Guerra Civil española.
Facultad de Filosofía en 1933
En enero de 1933 se inauguraba esta facultad, que había sido trasladada desde el centro de Madrid, donde se encontraba en pésimas condiciones, las cuales fueron denunciadas por Américo Castro: cuartos oscuros, malas condiciones higiénicas, pésimas infraestructuras para la educación... Con el proyecto de la Ciudad Universitaria iniciada ya en los últimos años de la dictadura de Primo de Rivera, se inauguró este edificio el 15 de enero de 1933, una fecha clave en la historia de la universidad española. Su arquitecto fue Agustín Aguirre (así como otros edificios del campus), y representaba entonces un edificio arquitectónicamente muy moderno, puntero. Encarnaba el proceso de regeneración pedagógica que llevaría a cabo el decano de la facultad, Manuel García Morente, otra de las grandes figuras del momento, el cual diseñó un plan de estudios nuevo. La confluencia entre estos dos grandes amigos fue clave para la creación de lo que era entonces un proyecto ilusionante y renovador en la educación española.
Su inauguración se dio en domingo, para no retrasar mas su aprovechamiento práctico ya que al día siguiente habría clase. A ella acudieron grandes personalidades intelectuales y políticas de la época y alcanzó gran repercusión entonces. En esta facultad dieron clase figuras de primer nivel como Miguel de Unamuno, María de Maeztu, R. Menéndez Pidal, Pedro Salinas, Sanchez Albornoz o Ortega y Gasset. Casi nada. El nuevo proyecto era algo sin parangón hasta entonces en la universidad española, era el impulso que necesitaba la educación superior en un país atrasado y envejecido.
Sin embargo, el estallido de la guerra en julio de 1936 se llevó por delante un proyecto que había experimentado un esplendor excepcional durante casi cuatro años, un esplendor efímero y breve. Además de truncarse el proyecto con el advenimiento de la dictadura del general Franco, el edificio quedó en semi-ruinas como se puede observar en las fotografías de la época. La guerra sembró el terror en toda Ciudad Universitaria, símbolo de la lucha antifascista. Es de gran necesidad tener memoria para no olvidar lo que fue el símbolo del breve esplendor universitario madrileño, violentamente destruido por la guerra primero y por el franquismo después (a pesar de que el edificio fue reconstruido después del conflicto).
Diferentes grados de destrucción a lo largo de la guerra. El edificio se situaba en
primera linea del frente de Ciudad Universitaria
Restos de metralla en el mecanismo del ascensor de la facultad, hoy en desuso.
Facultad de Filosofía en 1933
En enero de 1933 se inauguraba esta facultad, que había sido trasladada desde el centro de Madrid, donde se encontraba en pésimas condiciones, las cuales fueron denunciadas por Américo Castro: cuartos oscuros, malas condiciones higiénicas, pésimas infraestructuras para la educación... Con el proyecto de la Ciudad Universitaria iniciada ya en los últimos años de la dictadura de Primo de Rivera, se inauguró este edificio el 15 de enero de 1933, una fecha clave en la historia de la universidad española. Su arquitecto fue Agustín Aguirre (así como otros edificios del campus), y representaba entonces un edificio arquitectónicamente muy moderno, puntero. Encarnaba el proceso de regeneración pedagógica que llevaría a cabo el decano de la facultad, Manuel García Morente, otra de las grandes figuras del momento, el cual diseñó un plan de estudios nuevo. La confluencia entre estos dos grandes amigos fue clave para la creación de lo que era entonces un proyecto ilusionante y renovador en la educación española.
Su inauguración se dio en domingo, para no retrasar mas su aprovechamiento práctico ya que al día siguiente habría clase. A ella acudieron grandes personalidades intelectuales y políticas de la época y alcanzó gran repercusión entonces. En esta facultad dieron clase figuras de primer nivel como Miguel de Unamuno, María de Maeztu, R. Menéndez Pidal, Pedro Salinas, Sanchez Albornoz o Ortega y Gasset. Casi nada. El nuevo proyecto era algo sin parangón hasta entonces en la universidad española, era el impulso que necesitaba la educación superior en un país atrasado y envejecido.
Sin embargo, el estallido de la guerra en julio de 1936 se llevó por delante un proyecto que había experimentado un esplendor excepcional durante casi cuatro años, un esplendor efímero y breve. Además de truncarse el proyecto con el advenimiento de la dictadura del general Franco, el edificio quedó en semi-ruinas como se puede observar en las fotografías de la época. La guerra sembró el terror en toda Ciudad Universitaria, símbolo de la lucha antifascista. Es de gran necesidad tener memoria para no olvidar lo que fue el símbolo del breve esplendor universitario madrileño, violentamente destruido por la guerra primero y por el franquismo después (a pesar de que el edificio fue reconstruido después del conflicto).
Diferentes grados de destrucción a lo largo de la guerra. El edificio se situaba en
primera linea del frente de Ciudad Universitaria
Restos de metralla en el mecanismo del ascensor de la facultad, hoy en desuso.
Bueno, hablar de edificios y de la universidad durante el periodo franquista podría dar para un par de cafés bien cargados... Paseando por Ciudad Universitaria y alrededores aún se ven cosas curiosas...
ResponderEliminarBuen post!
La verdad es que si! hay muchos restos de la guerra desperdigados por varias zonas, a mi me encanta ir a verlos cuando tengo un hueco! ;)
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